jueves, 25 de febrero de 2010

DESCRIPCION

Jack era muy alto y delgado, su rostro dulce y angelical era el de un hombre joven con aspecto de niño ingenuo con el que engañaba a toda persona que no conociera su verdadero carácter. Sus ojos azules escondían una mirada firme y sincera que frenaba mi respiración y me hacía sentir especial y querida, al igual que la sonrisa que mostraba ampliamente en cualquier ocasión y que tanta seguridad me infundía. Solía peinar su cabello rubio y largo con gomina para darse un aspecto elegante cuando la ocasión lo requería, pero, habitualmente, caía desenfadado cubriendo de forma parcial su frente.
Era un chico divertido y amable, seguro de sí mismo en todo momento y capaz de inventarse cualquier mentira y hacerla pasar por verdad con una naturalidad increíble. Podía hacerse pasar por cualquier persona, desde un duque hasta un zapatero, sin levantar la más mínima sospecha. Apenas sabía leer y escribir pero podía hablar durante horas conjugando perfectamente todos los verbos y sin ninguna equivocación ni duda y era capaz de expresar todo lo que sentía y pensaba mejor que muchos poetas. Desde el primer momento llamó mi atención su sensibilidad y su manera, tan cariñosa, de tratar y ayudar a los demás, sin pedir nada a cambio.
La primera vez que lo vi vestía su único pantalón, un pantalón viejo y gastado unido a unos tirantes colocados por encima de la camisa grisácea que cubría con una chaqueta antigua de color marrón oscuro, que no encajaría con el resto de su atuendo de no tener las mangas raídas. Por último, lucía unos zapatos negros y gastados que eran la culminación a su aspecto de vagabundo angelical.
Recuerdo el día en el que le pedí que me contara toda su vida, ya que ese día me enamoré perdidamente de él y decidí pasar el resto de mi vida viajando y descubriendo las muchas cosas que me estaba perdiendo y que él ya había vivido y tras escuchar su historia me maravillé más aun por su carácter tan cordial a pesar de las malas experiencias que había vivido. ´´Nací hace veintitrés años - me dijo- en una humilde granja en el sur de Irlanda. Mi madre murió dándome a luz y creo que mi padre jamás me lo perdonó.
Pasaba el día jugando y montando a caballo, lo que enfurecía a mi padre que quería que aprovechara el tiempo trabajando en la granja. Creo que mi mayor frustración era no conseguir la aprobación de mi padre que me trataba como a su hijo pequeño, el que no servía para nada y pensar en mi padre avergonzándose de mí me hacía llorar por las noches hasta que alguno de mis insensibles hermanos me gritaba que dejara de sollozar como una niña.
Recuerdo que mis hermanos se metían conmigo porque pasaba la mayor parte del tiempo jugando con mi hermana mayor, Kate. Juntos nos inventábamos historias fantásticas y construíamos una casa en lo alto de un árbol. Durante mis primeros catorce años fui feliz haciendo todos los días lo mismo. Me levantaba a las seis de la mañana, trabajaba en la granja hasta las nueve y desayunaba con toda mi familia. Me pasaba las mañanas montando a caballo y cuidando los animales y después de comer con toda la familia, Kate y yo, nos íbamos corriendo a construir nuestra casa hasta que anochecía. Y así transcurrió mi vida hasta que me fugué de casa.
Kate era la persona a la que más quería en el mundo y la niña más divertida y alegre que conocía, estando con ella me olvidaba de mi padre y de sus desprecios y de cómo se avergonzaba de mí, pero a los dieciséis años decidí que era aburrido pasar tanto tiempo con ella y un día le prometí que iría con ella a la casa del árbol, nuestro lugar mágico, pero me olvidé y me quedé en casa jugando con mis vecinos. Al anochecer mi padre me pidió que fuera a avisar a Kate de que la cena estaba lista y entonces me acordé de que la había dejado sola.
Salí de la granja y corrí hacia el árbol sintiéndome bastante culpable, me imaginaba a la pobre Kate esperándome toda la tarde y su decepción al no verme y se me revolvía el estomago. Cuando me acerque lo suficiente para ver el árbol, me quede sin respiración al ver un bulto tirado en el suelo. Corrí más rápido. No podía ser verdad lo que creía haber visto. Me arrodillé en la hierba junto al bulto y lo observe en silencio. Era mi hermana. Mi dulce hermana Kate permanecía inmóvil bajo nuestro árbol. Era mi culpa. Yo la había dejado sola y ella… Ella… Se había ido.
En ese instante decidí fugarme de casa y no volver nunca más. Me sentía demasiado culpable y no era capaz de mirar a nadie a la cara. Desde ese día no he vuelto a ver a ningún miembro de mi familia.
El resto de mi vida ya te lo puedes imaginar. Fui de un lugar a otro sin rumbo fijo y con lo que llevaba en los bolsillos, conseguía dinero engañando a los demás y me pagaba billetes para viajar a nuevos lugares y vivir nuevas experiencias hasta que borre por completo los malos recuerdos y me convertí en la persona que soy y ahora .El ultimo billete que conseguí me trajo aquí, y el siguiente nos llevara a algún lugar en el que estemos solos tu y yo.´´
Pero Jack murió congelado ante mis propios ojos al hundirse el Titanic después de mostrarme lo que era el amor verdadero.

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